22.9.06

Tolstoi

C.E.Feiling

"Las familias felices son todas iguales, las familias infelices, por el contrario, son infelices cada una a su modo." Así empieza Anna Karenina (1875), con una frase sólo superada por Ford Maddox Ford en El buen soldado, novela evidentemente tributaria de la del ruso. El otro gran libro de Tolstoi, La guerra y la paz (1865), no empieza con una frase tan fuerte, pero en cambio termina, allá por la página 1455 de una apretada edición de bolsillo, con un párrafo abrumador: "En el primer caso (el de la astronomía precopernicana) era necesario renunciar a la conciencia de una inmovilidad irreal en el espacio y reconocer un movimiento que no sentíamos, en éste (el de la historia) es necesario renunciar a una libertad que no existe, y reconocer que dependemos de cosas que ignoramos".

Tolstoi negaba que La guerra y la paz fuese una novela, mientras que al ponerse a escribir Anna Karenina anunció que era "la primera vez que intentaba" un libro de ese género. A menos que tenga algo contra las obras inclasificables o desdeñe las novelas, el lector inteligente disfrutará sin culpa de ambos monumentos literarios. Cada uno de ellos es una manifestación de aspectos distintos del contradictorio genio del conde.

León Tolstoi nació en Yasnaya Polyana, la finca de su familia al sur de Moscú, en 1828. Desde joven, influido por las ideas de Rousseau, se preocupó por la suerte de los siervos, y poco a poco fue elaborando una filosofía pacifista y no violenta donde se mezclaban sus instintos conservadores y la tesis proudhoniana de que la propiedad es un robo, la defensa de los derechos de la mujer y el rechazo del sexo, la denuncia de la influencia europea y los lamentos por el atraso de Rusia. Esta mezcla, que luego pesó -era esperable- sobre Mahatma Gandhi, no fue buena para su literatura. En 1910, a los 82 años, abandonó su casa después de pelearse con su mujer, que no quería que se desprendieran de las posesiones materiales. Lo encontraron muerto en una lejana estación de tren, algo que se puede glosar apelando a la primera frase de El buen soldado: "Esta es la historia más triste que conozco".

1 comentario:

Unknown dijo...

Un dia de estos voy a agarrar a los rusos, Dostoievsky también.